domingo, 5 de abril de 2009

NOTA INFORMATIVA

Después de los primeros ecos que incesantemente rolan en torno a mi cabaña, donde vivo recluido cual ermitaño, me veo abocado, dada mi gran generosidad en espíritu y otras dependencias del alma (por cierto, desde mi endeble e iletrado punto de vista, ¡de lo mas apañadito y sin estridencias!, en cuanto a trapicheo de intenciones en ideas o apuestas, ya anda lista la Iglesia y los gobiernos, que ciertamente y sin discusión posible disponen de virtudes infinitamente mayores... y no sólo que la mía, sino que la de cualquiera que pretenda entrar en contienda con tan doctos señores y sus inmaculadas almitas de Dios), a tratar de poner cada mochuelo en su olivo, o viceversa -espero que se reciba como un detalle bonito por mi parte... o un presente-; a explicar con alguna que otra pincelada de colorinchis ciertos pormenores de mis circunstancias, de las cuales considero que exigen que los que se decanten y apliquen por una literatura que no sea la derivada del tebeo y otras zarandajas para ojear entre estación y estación de metro, ¡por favor! no continúen leyendo... pues no es descabellado que se pasen de estación.
Para bien o mal (¡ni sé cuánto he incidido y he remachado lo que voy de nuevo advertir!), lo que redacto responde, no a una estricta disciplina dirimida por doctos profesores, sino a un arrebato que me empuja a andar por derroteros abismales; así que no me queda mejor opción que desviarme hacia maneras espúreas y fuera de la ley, pero no con la soberbia que parece conllevar esta aseveración, acaso, como ya he explicado en distintas ocasiones, más bien con las connotaciones que acarrea una disléxica severa; la misma que me condenó, ya antes de albergar juicio alguno y sin remedio, a la ignorancia supina. No obstante, y según mis padres, por destacar con una terquedad y empecinamiento dignos de ser domados a base de palizas y otras disciplinas de moda por aquel entonces, en mi niñez, allá por los años cincuenta, me vi encarrilado a meter mi mala cabeza dentro de un mundo completamente desconocido y oscuro; lo cual me espoleó hacia un aprendizaje de calado de todo punto arbitrario, desordenado, anárquico en el vulgar sentido de los que sólo repiten ecos, pero en principio inaceptable para aquellos que, dotados de inteligencias y disposiciones de aprendizaje perfectamete moldeados según los cánones que ellos mismos dictan o copian de otros y aquellos de los demás allá, han sido llamados por la divinidad a mandar desde el vértice superior de la sabiduría absoluta y ¡sin rechistar! En consecuencia no alcanzo ni alcanzaré acaso de filibustero en feriecillas de aldea... o a intentar con desorden construir puzles a los que le faltan la mitad de la piezas.
Aun así, mi mundo podría haber quedado encerrado en subsuelos donde reinan los topos bajo su condición de invidentes, pero por la gracia vino a sacudirme un empeño u obcecación (después de que un cazador o escultor de talentos y de sus ojeadores adiestrados, a ojear una carta mía dirigida a su hija, la que, por cierto, ya se olió algo extraño en mi manera de explicarme), a infectarme con pérfidas ideas de que tenía maña y algo de retentiva a la hora de colocar en línea una cuantas frases... de que, aunque no con la categoría e inteligencia de quien un ladrillo lo convierten en oro o el que da una patada a un balón o masacra con puntería de Quinto a todo bicho viviente -como ilustración máxima y esencia de nuestra tradición y cultura sin parangón, valga el ejemplo del asesinato con saña del toro de lidia, uno de los animales, junto a AVA GARDNER, más bellos del mundo-; al menos y de no tener alguna de tales habilidades, no me vería relegado a responder por los siglos de los siglos como tonto del haba. También le debo cierto sosiego de espíritu al Doctor Esteban Rallón (ya fallecido) por ser él quién descubrio a mis 45 años un dislexia severa (según su diagnostico), pero que a mi me vino de perlas: ¡No era tonto perdido, si no alguien que sufría una disfunción entonces _en España_ desconocida o de difícil diagnostico.
Resumiendo: que, entre pitos y flautas, no me quedó otro remedio que empecinarme en hilvanar palabras sin sentido hasta conseguir cierta coherencia de perogrullo, más digna de chalados, iluminados, excéntricos... que de los que por ley y sapiencia, al borde de lo perfecto, nos ilustran y refriegan su Cum Lauden bajo el sobaco -¡por supuesto!. Y quién no se contente con mis trapicheos al margen de la establecido como correctísimo, puede optar por muchísimos Doctores en la materia y, con provecho seguro, hurgar y magrear entre buena literatura... y dejarse de tonterías.
¡Sepan además, que de indagar entre mis escritos, siquiera se verán dentro de un galimatías con farolillos y cencerros! Lo advierto y juro de rodillas ante la biblia en verso... y ante lo que sea menester; ¡no deseo bajo ningún concepto verme obligado a contestarle o replicarle al primero al que le pique la curiosidad acerca de los intríngulis de mi mondongo!
Ahora bien, si desprecian cuanto he dicho, espero que disfruten enredándose dentro del laberinto de lo que realmente siento, sufro, vislumbro... y que nunca conseguí plasmar de otra manera. Gracias. AGM
PD.: No se repriman los anónimos, que ya estoy más que acostumbrado a críticas de amigos que con su buen sentido crítico, han puesto en duda cualquier juicio en mis textos; uno, siempre aboga por que mi generoso vocabulario, para nada responde a algún talento, otro desmenuza mis caprichos laberintos intentándoles inferir alguna coherencia: claro, desde su genio clásico de maestros calificadísimos; según el primero, se empeña con ahínco e insistiendo hasta la extenuación, que mi vocabulario responde sólo a que soy paisano de una aldeita de Córdoba (valga un ejemplo literal para que se hagan una idea del lenguaje de donde me fijo para escribir: Nena, qué chochaso tienes; la otra contesta al punto: ¡Digo, no ves; tú si que lo tienes como una alberca!); el otro, desconfía ( sin haber investigado el porqué o razón de las extravagancias) de que los personajes conforman despropósitos fuera de la norma... como utilizar un lenguge demasiado culto dado que por corresponder a indigentes esquizofrénicos se deben someter o abarcar impepinablemente una ignorancia de paria, supina, de quién acaso babea: no replico ni acaso discuto ¡dios me libre! que dichas críticas no respondan a un excelso criterio al alcance sólo de ilustrísimas autoriades en tales materias; aunque me pregunto... ¿cual la inteligencia de los cientos o miles de pintores, poetas, matemáticos, dramaturgos, científicos... para haber conseguido obras tan sublimes? ¡La vida, como dice mi abuela... y cualquiera de las millones del pueblan el mundo, resulta siempre y por ley un misterio, tanto para el que da, como para quién recibe! Sin embargo, estos mismos críticos se tragan dobladas las arengas en el teatro cuando cualquier iletrado e incluso analfabeto se dispone encaramado al púlpito de la sabiduría a soltar discursos dignos de Sócrates en unos de sus mejores momentos. AGM.

3 comentarios:

  1. Lástima D. Antonio que ya sea tarde para pedirle la dirección del susodicho Dr. , porque falta me haría para que pusiera en orden algunas de las cosas que tanta desazón dan en mis entendederas.
    Por lo demás todo muy bien y muy bonito, aunque yo siempre hubiera preferido " una corrida con AVA " a una corrida con Mihúras.

    Siempre admirador suyo,

    El gallego

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  2. D. Antonio, no se de que se queja Vd. Lo ha tenido todo, ha tenido a gente que le ha querido aupar y hacer tirar para adelante, pero Vd. se regodea en la MIERDA , con perdón , solamente conoce el aliviadero de la yerba. Y no va a salir del pozo en su puñetera vida. Cuando se le ha intentado echar una mano..., se ha negado ROTUNDAMENTE, y ha arremetido contra aquellos que le han querido ayudar. Tiene lo que se merece.
    No me da ninguna pena.
    Enrique Gallego González enrigazgon@gmail.com ( Galicia )

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